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Cancún: proxima estación en la lucha contra el cambio climatico

Fuente: El Diario Vasco

Anil Markandya, Ibon Galarraga, Mikel Gonzalez-Eguino.

En esta cumbre existen elementos suficientes para pensar que pueden darse algunos avances prácticos en la lucha contra el cambio climático.El reto, el mismo que en Copenhague en 2009, es enorme.

Iniciada la conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático (COP 16) en Cancún planea todavía la sensación de fracaso de la anterior cumbre en Copenhague en 2009. Las expectativas eran altas y no se logró un acuerdo de reducción de emisiones legalmente vinculante. Sin embargo, hubo tres avances importantes que merece la pena recordar: (1) el compromiso 'político' de limitar el crecimiento de temperatura a 2ºC (la frontera de riesgo que la mayoría de los científicos consideran necesario no rebasar), (2) la creación de un fondo de 100.000 millones de dólares anuales hasta el año 2020 para financiar las políticas de adaptación de los países en vías de desarrollo más vulnerables y (3) la implementación de un mecanismo de incentivos económicos para reducir las emisiones por deforestación y degradación de los bosques.

Las expectativas de ésta cumbre son limitadas. En base a las declaraciones previas de los países y sus negociadores la impresión es que el acuerdo vinculante tampoco será posible esta vez. La conferencia puede, antes de su finalización el día 10, lograr progresos concretos y un esquema de obligaciones vinculantes para la próxima cumbre en Sudáfrica en 2011. Para ello es necesario avanzar en relación a los mecanismos de financiación para la transferencia de tecnología baja en carbono, la adaptación al cambio climático y la limitación de la deforestación. Esta cumbre debería al menos ser capaz de crear las arquitecturas institucionales para que estos tres elementos incluidos en el Acuerdo de Copenhague se cumplan.

En palabras Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención, se han producido avances significativos en las últimas reuniones preparatorias llevadas a cabo en China y México. Algunas de las cuestiones que según Figueres deben ser respondidas en esta cumbre son: ¿Cómo lograr que los compromisos de reducción que los países desarrollados adoptaron tras Copenhague se formalicen? ¿Cómo profundizar en los objetivos de reducción de los países en vías de desarrollo de forma justa y equitativa? ¿Cómo lograr que sean equilibrados y transparentes respecto al apoyo de los países desarrollados? ¿Cómo garantizar una financiación predecible, fiable y suficiente a largo plazo?

El uso de mecanismos de mercado para la mitigación y la adaptación necesita ser aun debatida en profundidad por lo que las negociaciones al respecto serán intensas. Los métodos para la medición y la verificación de emisiones son otro asunto espinoso para los países en desarrollo. Respecto a los avances sobre el Protocolo de Kioto, existen todavía cuestiones por debatir: las reducciones de los países desarrollados, las posibles enmiendas que puedan dar forma al acuerdo post-Kioto, el seguimiento y verificación de los acuerdos, los mecanismos de flexibilidad y los nuevos gases de efecto invernadero a ser incorporados.
Los objetivos que voluntariamente establecieron los países tras la cumbre de Copenhague no superan la cifra de reducción del 16% para el año 2020 (en relación a 1990). Esta cifra se aleja mucho del rango de reducción que recomiendan los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC); un 25-40% para los países desarrollados y el 15%-30% para el resto. La propia Agencia Internacional de la Energía afirma en su último informe que con los actuales acuerdos es ya improbable que se pueda alcanzar la senda de los 2ºC. En este contexto, son varias las propuestas realizadas para tratar de evitar este destino. Nos gustaría destacar dos: la de lord Nicholas Stern (autor del informe Stern sobre los costes del cambio climático) y la de Mario Molina (premio Nobel de Química en 1995 por sus trabajos sobre la capa de ozono) que nos ha visitado recientemente en el País Vasco invitado por Ikerbasque. La propuesta de Stern consiste en que el fondo de 100.000 dólares para países en vías de desarrollo provenga de la fijación de un precio sobre las emisiones de CO2, la eliminación de las subvenciones para los combustibles fósiles y la introducción de un impuesto a las transacciones financieras. La propuesta de Molina se basa en extender el Protocolo de Montreal (que resultó muy exitoso para recuperar la capa de ozono) de forma que abarque algunos gases de efecto invernadero, mientras se mantienen los esfuerzos para reducir el CO2.

Por tanto, en esta cumbre, existen elementos suficientes para pensar que pueden darse algunos avances prácticos en la lucha contra el cambio climático. En este sentido, el papel de diversos actores, no sólo de los negociadores internacionales, es relevante. El trabajo en red de los gobiernos regionales ofrece una oportunidad para intercambiar y compartir experiencias de diseño de políticas, así como apoyar e influir sobre las delegaciones de los países. Los participantes en este tipo de cumbres se benefician del intercambio de conocimiento con la comunidad científica y los 'think-tank' climáticos. Esperamos que todos los actores que se den cita en Cancún puedan contribuir a que la cumbre sea un paso hacia delante. Aunque es una lástima que la cumbre de Cancún no haya despertado en la opinión pública el interés de la anterior, no podemos olvidar que el reto sigue siendo el mismo y que es enorme.

 







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