BC3. Basque centre for climate change – Klima aldaketa ikergai

Bilbao. En sus sabias y meditadas palabras no hay lugar a la duda razonable. El cambio climático es un hecho. Está presente en el día a día y no hay vuelta atrás. "Es un camino de una única dirección", reconoce. Por ello, desde su puesto como director del Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3) insta a la ciudadanía y a las instituciones a fijar sus acciones y compromisos en el largo plazo para tratar de evitar males mayores porque el punto de no retorno ya está superado. "Tú y yo estaremos muertos, seguro; pero nuestros hijos...", responde sincero tras el foro Klimagune 2010 celebrado en Bilbao.

¿Han alcanzado alguna conclusión o algún punto de arranque en este foro Klimagune 2010 de expertos en materia medioambiental?

Se ha tratado de un foro de discusión de la comunidad científica sobre el cambio climático. Hay que trabajar en común, compartir experiencias y colaborar en trabajos futuros.

Pero habrán hecho hincapié sobre determinados aspectos...

Hemos hecho presentaciones de cuáles deben ser nuestras líneas de trabajo. En todas las presentaciones científicas se ha identificado el cambio climático con un fenómeno importante para el País Vasco y su futuro. La flora y fauna se verá afectada... Son efectos del cambio climático en Euskadi.

¿Por ejemplo?

Algunos ecosistemas ya lo están haciendo y otros lo harán en el futuro. Por ejemplo, las investigaciones realizadas por Alex Zearreta, del Departamento de Paleontología y Estratigrafía de la UPV, confirman el aumento del nivel del mar en la costa vasca.

¿A qué velocidad se está produciendo ese incremento?

Las evidencias de los resultados de sus estudios confirman que es lento, pero que aumenta más rápido de lo que lo ha hecho en otras series temporales de miles de años.

¿Y ese aumento está comprobado científicamente? 

Los datos son ciertos. Lo ha habido siempre, pero la velocidad con que se está dando ahora es mayor. Hablamos de 2,2 milímetros al año.

La Reserva de la Biosfera de Urdaibai corre, por lo tanto, peligro.

Sí en términos de biodiversidad, que tendrá que mudarse. Algunos ecosistemas podrán migrar, pero habrá otras especies que se encontrarán con asentamientos humanos y no podrán hacerlo. Ese es el riesgo que existe.

Con este escenario futuro, ¿podrá Euskadi seguir presumiendo de su calidad de vida y de ser poco menos que un paraíso natural?

Sí. Es posible ser un país desarrollado que genera riqueza y, al mismo tiempo, tener una huella de carbono baja. El ejemplo es Japón, que es un país desarrollado con un elevado nivel de renta per capita y su huella de carbono es la sexta parte de la que tiene Estados Unidos. Por lo tanto, está visto que es posible moverse hacia un sistema bajo en carbono.

A pesar de que la flora migre, el mar crezca en la costa...

Todos esos cambios van a ocurrir y modificarán los ecosistemas existentes. No se podrá evitar. Hay que adaptarse a esos cambios que se darán despacio en nuestra referencia temporal. El entorno se transformará e igual acabamos plantando olivos en vez de otro tipo de plantaciones forestales. La naturaleza se puede adaptar y nosotros podemos ayudarla a que se adapte a esos cambios del clima.

¿Pero todo ello acarreará que haya especies en riesgo de extinción?

Sí que habrá unas cuantas especies que entrarán en peligro de extinción. Aquellas que están en las zonas más altas de las montañas y que no podrán moverse hacia áreas más elevadas acordes con su hábitat; también habrá otras que irán retrocediendo en la línea de costas y se encuentren con asentamientos humanos y no tendrán hacia dónde migrar...

Un panorama muy feo, como se suele decir. ¿Y dónde está el punto de no retorno antes de llegar a esta situación?

El cambio climático sólo tiene un camino. Lo mejor que podemos hacer es estabilizarlo. Es ya una situación de no retorno. Ahora, lo que hablamos es de no superar ciertos umbrales. Por ejemplo, dos grados de temperatura media. De no superarlo y que se estabilice; no que se reduzca porque los horizontes temporales para reducirlo igual son de 500 años. Si pasas a 3 ó 4 grados es muy difícil que vuelvan a bajar las temperaturas. Esos dos grados son ya un punto de no retorno.

Y en la actualidad, ¿cuánto ha subido la temperatura media en el planeta?

Son 0,3 ó 0,4 grados centígrados con respecto a la era preindustrial, aunque es difícil de determinar. No es una regla matemática pero el cálculo se efectúa vinculando la cantidad de concentración de emisiones contaminantes a la atmósfera con la temperatura. Se considera que entre 450 y 500 partes por millón se vincula a esos dos grados de temperatura máxima. Estamos en 380 partes por millón y en la era preindustrial eran 280 partes por millón.

¿Y cómo está afrontando la Comunidad Autónoma Vasca el cambio climático y sus efectos? ¿El protocolo de Kyoto está siendo cumplido por los vascos?

La Comunidad Autónoma Vasca no tiene, en principio, un objetivo de cumplimiento porque ese asunto es de los Estados miembro. Pese a ello tiene un objetivo impuesto en el Plan vasco de lucha contra el cambio climático. Es del +14 (el de España es de +15) y en estos momentos está cerca, en un +18. Pero es cierto que una parte del cambio de tendencia tiene que ver con la crisis y el decrecimiento de la actividad industrial y no sólo con otra serie de medidas puestas en marcha.

Ese Plan al que se refiere comenzó en 2008 y expira en 2012. ¿Qué nos espera después?

Se trabaja en otro plan nuevo. De hecho, está previsto que se presente un Proyecto de Ley de cambio climático que quieren llevar al Parlamento antes de fin de año.

Las sanciones, tanto a las industrias como a los ciudadanos, ¿son el único método que existe para concienciar?

Sí, pero además de sanciones también habría que buscar incentivos correctos para que modifiquen sus hábitos de consumo.

Explíquese, por favor.

Una de las medidas es vía precios y otra es incentivos positivos que se pueden generar. En general, los combustibles como el carbón y el petróleo van a tener que aumentar su precio. Las instituciones tienen mucho que decir al respecto y una situación que podría ser interesante en este momento es aprovechar la crisis para revisar la fiscalidad ambiental sobre los combustibles, una forma de enviar incentivos al mercado y al consumidor: es decir, que lo que más contamine sea más caro y cambiar esos hábitos.

Y a qué achaca la falta de concienciación.

En la percepción no es un riesgo inminente. Pero va a ocurrir en veinte o treinta años, de forma gradual.

Es una visión dura.

Es una estrategia mala porque los resultados que haya serán consecuencia de lo que hagamos ahora. Tú y yo no estaremos vivos, seguro; pero nuestros hijos...